No concibo ya vivir
a medias la VIDA
y el amor.
Me vacío en cada latido,
en cada beso,
abrazo,
mirada,
en los momentos en que me siento
en un banco
a contemplar el día o la noche,
el sol,
las estrellas,
las nubes,
las personas,
la VIDA en definitiva,
que se me ofrece generosa,
abundante,
y me atraviesa
de punta a punta de mi cuerpo
y se me queda dentro,
siendo todo conmigo,
circulando por mis arterias, rebosándome, dándome VIDA.
VIDA...
V
I
D
A.