(Para Laura Val, que lo sufre como nadie)
Las gotas de lluvia depositan circunferencias perfectas de efímera vida sobre charcos que aunque efímeros también, gozarán de una suerte más longeva alimentados por la más perfecta de las figuras.
Camino por calles desiertas y desconchadas mientras un párvulo que no soy
yo, rebusca en los cajones de la luna nueva, líneas que entierren la desorientación que
le provoca las huellas de un ser luminoso que ya no le alumbra...