(O porque lo llaman sexo cuando quieren-quiero decir amor)
Aquel verano
regresé al sexo, como casi siempre por accidente.
Se llamaba
María,
aunque podía haberse llamado verano,
porque en los besos compartidos besaba aquella estación entera,
porque en los besos de una playa se encuentra una estación entera.
aunque podía haberse llamado verano,
porque en los besos compartidos besaba aquella estación entera,
porque en los besos de una playa se encuentra una estación entera.
Una vez en su casa oculto unos minutos en su cuarto de baño,
ella no alcanzó a descubrir mis gotas grandes, calientes, húmedas y redondas,
resbalando por mi nariz,
antes
de romperse en el suelo,
antes de
respirar profundo,
antes de ir a amarla.
ella no alcanzó a descubrir mis gotas grandes, calientes, húmedas y redondas,
resbalando por mi nariz,
antes
de romperse en el suelo,
antes de
respirar profundo,
antes de ir a amarla.
María, María
se llamaba,
aunque podía haberse llamado verano
porque en aquella playa -antes de ir a su casa- el verano duraba la vida entera,
aunque sabiendo como sabíamos (¡maldita sea qué sí!)
que no iba a ser eterno ni iba encontrar en ella
a la mujer de mi vida.
aunque podía haberse llamado verano
porque en aquella playa -antes de ir a su casa- el verano duraba la vida entera,
aunque sabiendo como sabíamos (¡maldita sea qué sí!)
que no iba a ser eterno ni iba encontrar en ella
a la mujer de mi vida.
Sobra decir,
aunque quizá alguien no lo haya adivinado a estas alturas, que a su sexo me
lancé hambriento,
porque soy humano,
por si aún no había suficientes evidencias y que follé con amor, porque yo siempre. Siempre. Aunque sea con una recién llegada, follo con amor.
porque soy humano,
por si aún no había suficientes evidencias y que follé con amor, porque yo siempre. Siempre. Aunque sea con una recién llegada, follo con amor.