Lo que fuimos sin ser.
El miedo de probar la saliva caliente de ambos
dos
centrifugando
en bocas hambrientas
y
sexos sedientos,
fue más fuerte que el deseo
o el proyecto de fundirnos en un abrazo
o el combate que libran demasiadas veces
demasiado tiempo
realidad y deseo.
Había demasiada realidad y deseo inútil en ambos
para llevarnos a la única isla en la que seguía siendo posible el naufragio.
El miedo de probar la saliva caliente de ambos
dos
centrifugando
en bocas hambrientas
y
sexos sedientos,
fue más fuerte que el deseo
o el proyecto de fundirnos en un abrazo
o el combate que libran demasiadas veces
demasiado tiempo
realidad y deseo.
Había demasiada realidad y deseo inútil en ambos
para llevarnos a la única isla en la que seguía siendo posible el naufragio.
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