Cuando estoy triste,
se me ensucia el pelo
y las mariposas,
ya no son mariposas, son moscas,
pesadas como trenes de mercancías,
sobrevolando sobre mi cabeza
todo el maldito tiempo
del maldito mundo.
Y para salir de ahí,
hay que trazar una senda dolorosa,
espinosa,
en la que me hiero.
Como las plantas en los bosques,
en la pelea brutal alcanzando la luz del sol.
Y respirar, si se puede, al final de los finales
No hay comentarios:
Publicar un comentario