Qué malo
es desvelarse.
Pirañas con piñatas,
aterrizan en mi cerebro,
y se entretienen, lo mismo,
reventando las piñatas
en mi oído,
que masticando, el mi pobre cerebelo.
Desvelarse es lo siguiente mejor,
a perder el aliento cuando la vida,
te calza un puñetazo en el estómago.
Qué malo
es desvelarse.
Tan malo como que ahora no estás,
y cuento las horas, como ovejas
de un insomnio ingobernable,
que me deshace,
y me hace un dolor
enfermizo por todo el cuerpo,
y una agonía de mierda en el alma.
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